Categoría: Toponimia

Florilegio de topónimos españoles en California

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Por José Alfredo Páramo

Recuerda el escritor e historiador Enrique Krauze en la revista Letras Libres que en 1847 había cien mil habitantes mexicanos en Nuevo México y la Alta California, mientras que ahora son varios millones de compatriotas nuestros en todo Estados Unidos.

“Por esta razón –concluye–, Estados Unidos tiene a México dentro de sí”.

De la asombrosa presencia de México en estas tierras da testimonio el número de topónimos o nombres geográficos que hay en California, calculado en 1,500 por Barbara y Rudy Marinacci en su libro California’s Spanish Place Names (Angel City Press, Santa Mónica, CA, 2005).

“De las 16 áreas metropolitanas californianas de mayor tamaño, 14 cuentan con nombres en español”, afirman. Estas son: Fresno, Los Ángeles, Modesto, Sacramento, Salinas, San Bernardino, San Francisco, San Diego, San José, Santa Ana, Santa Bárbara, Santa Rosa, Vallejo y Ventura.

Añaden que la ciudad de Oakland ocupa el sitio originalmente llamado Encinal, en inglés Oak Place, y que debemos tener presente que el nombre de California también es español.

Muchos topónimos californianos se han abreviado; por ejemplo: San Buena Ventura es simplemente Ventura; la Ciudad del Paso de Robles es nada más Paso Robles; Los Ángeles, la urbe más extensa y poblada del estado y la segunda en Estados Unidos en número de habitantes, fue bautizada en 1781 como Pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles de Porciúncula. No hay que olvidar, por cierto, que Los Ángeles es la ciudad con más mexicanos en el mundo después de la capital de nuestra república.

Numerosos nombres geográficos se encuentran ahora traducidos: Green Valley, era Cañada Verde; Carmel River, Río Carmelo; Grapevine Canyon, Cajón de las Uvas…

Continuar la enumeración excedería los propósitos de esta somera visión de la nomenclatura californiana. Por tanto, me concretaré en citar que nombres comunes como barbacoa se han transformado en barbecue y vaquero es buckaroo. Y no podría dejar de mencionar algunos topónimos que me llevan a evocar mi tierra natal: Fandango, Embarcadero, Manteca, Ramona, Encinitas, Los Gatos, Chula Vista, Madera, Atascadero, Los Baños, Sausalito, Guadalupe, Novato, Calaveras, Alameda, Las Pulgas, el Aguajito, Garrapata y Milpitas…

A manera de posdata, comentaré que hasta mi hipocorístico se ha transformado desde que llegué por acá. Antes era Alfre; ahora soy Freddy.

José Alfredo Páramo es maestro emérito de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, Distrito Federal, México. Como a Terencio, nada humano le es ajeno. Se consagró al periodismo cultural durante más de cuatro decenios y es autor de “Vericuetos de la lengua española”, “He nacido para cantar tus alabanzas. Biografía de Miguel Bernal Jiménez” y “Allegro molto. Sesenta años de anécdotas”. Visita su blog ehttp://japaramo.blogspot.mx/